Estados Unidos tiene dieciséis agencias de inteligencia, estas se encuentran dentro del presupuesto de Defensa que alcanzó en la actualidad su punto histórico más alto con la administración Trump. Hablamos de 716 mil millones, que irán a parar en su mayoría al complejo militar industrial. Para los que no entendían como Trump ganó las elecciones esta es una buena explicación. No vano Estados Unidos es el país más endeudado del mundo y parece que ningún político pide que apliquen recortes de defensa en la misma medida que los aplican a las políticas sociales.
Sin duda la agencia de inteligencia más famosa es la CIA cuya principal misión es colaborar con la política exterior norteamericana. Técnicamente no debe funcionar dentro de su propio territorio, eso es competencia del FBI, incluida la contrainteligencia, es decir, evitar que Estados Unidos sea espiado por otros gobiernos dentro de su territorio.
A menudo se usa la expresión oficial y agente de la CIA como sinónimos y es un grave error. El oficial de la CIA es un funcionario del estado como lo es un juez o un militar, el agente es una persona reclutada que colabora con los servicios de inteligencia.
La CIA tiene una división abierta en cada embajada de los Estados Unidos, sin excepción, y en países donde no hay una embajada por conflictos políticos como Cuba lo hace encubierta en alguna organización oficial que represente a Estados Unidos o en el peor de los casos en la embajada de algún país aliado.
Los oficiales de la CIA nunca revelan que trabajan para la CIA, salvo los oficiales que ocupan cargos superiores y que mantienen una imagen pública. Normalmente ocultan su vinculación con la CIA a todo el mundo, incluida su propia familia. Tienen prohibido revelar información secreta bajo cargos penales.
A la CIA sus miembros la llaman cariñosamente “the Company” “la compañía” que vendría a ser algo así como “la empresa”. En Estados Unidos está prohibido a un tercero revelar intencionadamente la identidad o la función de cualquier ciudadano que trabaje encubierto para el gobierno, es algo que está penado con hasta dos años de cárcel.
Los futuros oficiales de la CIA son reclutados en diversos ámbitos, principalmente en Universidades, ya sea estudiantes de derecho, política internacional, economía idiomas, informática, etc, también dentro del ámbito militar, principalmente de soldados de élite. Solo uno de cada veinticinco aspirantes es recibido para pasar las primeras pruebas.
Primera mujer al frente de la CIA. Fue nombrada por Donald Trump
Lejos de las fantasías, no se esperan que sean asesinos, secuestradores, torturadores ni mucho menos, para eso la CIA cuenta con un personal muy especial asignado a las operaciones en negro, Black operations, o blackops como se las conoce. Además de la lógica discreción que se espera de los futuros oficiales, lo máximo que se les exige es que sean capaces de ingresar ilegalmente en alguna vivienda particular o edificio gubernamental con el fin de obtener información secreta.
En la actualidad, en todas partes del mundo la mayor parte de la información se almacena en computadoras por esta razón el ingreso ilegal en fincas está perdiendo importancia, igual que el viejo recurso de revisar la basura. Lo que sí se espera de ellos y para esto se los entrena es que tengan y desarrollen una capacidad especial para conocer a la gente, saber cuando dicen la verdad y cuando mienten y especialmente que sepan manipular a las personas que puedan ser útiles al gobierno de los Estados Unidos.
El entrenamiento es muy riguroso, se les enseña técnicas de defensa personal, manejo de armas, como entrar y salir de un país ilegalmente, técnicas de evasión, de conducción de automóviles, como disfrazarse, como guardar información y transmitirla, como vigilar a alguien y sobretodo como saber si está siendo vigilado y a deshacerse de esa vigilancia. Si bien es cierto que algunos oficiales en algún momento llegan a arriesgar sus vidas, la mayoría se retiran sin haber hecho un solo disparo.
A las oficiales de la CIA se les asigna un país al que deberán trasladarse, pueden hacerlo con su familia. Casi siempre hablan el idioma de ese país y la CIA se encarga de todo el traslado tanto logísticamente como financieramente.
Hay dos clases de oficiales, unos, con cobertura gubernamental, que tienen un cargo diplomático falso y en caso de ser descubiertos como espías pueden acogerse a la inmunidad diplomática. En ese caso se les pide que abandonen el país en menos de 48 horas por considerarlos persona non grata. La otra clase de oficiales son los que no tiene cobertura diplomática e ingresan como simples ciudadanos, usando como fachada alguna actividad privada, a veces con trabajos en empresas privadas, o alguna ONG, cargos que por lo general son provistos por la CIA. Los oficiales sin cobertura diplomática si son descubiertos en una labor de espionaje pueden ser llevados a juicio por los gobiernos locales, pero esto es algo que muy rara vez sucede.
Todos los oficiales de la CIA ingresan al país al que son asignados con identidades falsas, a las que llaman alias, con cargos falsos y hasta títulos universitarios falsos y tienen una historia de vida que la propia CIA se encarga de fabricarles. En el caso de Jessica Norton, la protagonista de la novela, ingresa a Uruguay con el alias de Joan Parker, sin cobertura diplomática y gracias a una oportunidad que se le presenta de infiltrarse en la sociedad uruguaya al asociarse con una firma importadora local, le proveen un título de Licenciada en negocios internacionales.
Cuando un oficial de la CIA debe reunirse con algún agente es muy común que cambie su aspecto, incluso que llegue a disfrazarse, esto sí es tal como lo vemos en las películas. Para estos encuentros a veces usan otra identidad falsa, distinta a la del pasaporte que ya dijimos que es falso. Algunos oficiales a lo largo de su carrera llegan a acumular docenas de alias.
La CIA ofrece posibilidades de hacer una carrera hasta alcanzar la edad de retiro. Un segundo paso luego de ser oficiales operativos es convertirse en analista de inteligencia. Como bien dijo un oficial superior, “el análisis de inteligencia es una tarea que consiste en saber cuánto hay de verdad en la información que estamos comprando”. Es a partir de este nivel que los salarios se vuelven interesantes llegando a las famosas “seis cifras”.
Muchos oficiales abandonan la CIA antes de cumplir los años necesarios para jubilarse. Una razón importante son los inconvenientes, sobre todo familiares, que representa tener que vivir en el exterior cambiando de país cada pocos años. Y si bien todos concuerdan que es un trabajo emocionante, algunos integrantes se sienten defraudados de la realidad de la que terminan formando parte, muy distinta de la opción que hicieron cuando fueron reclutados.
A continuación les dejo el link con un interesantísimo video sobre la CIA en Uruguay.