“No se meta con la comunidad de inteligencia, señor presidente: pueden destruirlo en cuestión de días”. Este fue el “consejo” que el senador estadounidense Schumer le dio a Donald Trump.
El senador Schumer y Donald Trump
Todos conocemos los escándalos sobre espionaje que se desataron a partir de wikileaks y la deserción de Edward Snowden pero hubo, y hay, otros denunciantes que alguna vez formaron parte de los servicios de inteligencia. Uno de esos denunciantes se llama William Binney, trabajó 34 años para la NSA, la agencia encargada de espiar las comunicaciones electrónicas. Binney renunció porque consideró ilegal el espionaje sin orden judicial que empezó a hacerse sobre ciudadanos estadounidenses, y también sobre el resto del mundo, al mes siguiente del supuesto atentado a las torres gemelas.
Intentó hacer todos los procesos legales para hacer las denuncias pertinentes y en ninguna parte fue recibido. Su fracaso de denuncias por la vía legal junto con la de otros denunciantes fue lo que motivó a Snowden a exiliarse. Binney dijo en reiteradas ocasiones que no le sorprendía demasiado que nadie haya querido recibir sus denuncias ya que todos le temen a la comunidad de inteligencia, esto incluye al poder judicial, la policía, legisladores, gobernantes y hasta los propios integrantes de la comunidad de inteligencia.
Que no existe privacidad y que todo lo que hablamos o escribimos a través de medios electrónicos es guardado y puede ser rastreado no es ninguna novedad para quien le interesa conocer la realidad. Le damos acceso a nuestra privacidad a varias empresas a cambio de servicios supuestamente gratuitos. Muchas de esas empresas están conectadas voluntariamente o interceptadas clandestinamente por los servicios de inteligencia.
Sin embargo el espionaje no es un motivo de preocupación para la mayoría de nosotros que ingenuamente pensamos que no tenemos nada que ocultar o no tenemos nada que temer ya que no tenemos actividad política, no entendemos de política o simplemente no nos interesa.
Lo cierto es que todos podemos algún día volvernos en contra del sistema político, ya sea porque reaccionamos contra la contaminación del ambiente, de los alimentos, del agua o la contaminación radioactiva, o por negarnos a vacunarnos vacunar o a nuestros hijos o por oponernos al sistema bancario.
Sí, algún día todos podemos ser disidentes y toda la información recolectada sobre nosotros va a estar ahí, lista para ser usada en nuestra contra.