Espiar básicamente es obtener información secreta, la mayoría de las veces de manera ilegal. El espionaje se organiza a través de servicios de inteligencia, a menudo también llamados servicios secretos. Todas las fuerzas militares del mundo cuentan con un servicio de inteligencia para su función constitucional de cuidar las fronteras Casi todas las organizaciones policiales del mundo también tienen su servicio de inteligencia
Existen servicios de inteligencia nacionales e internacionales y existen además, algo que a los latinoamericanos nos cuesta un poco entender, agencias civiles de inteligencia donde si bien hay ex militares y algún ex policía la mayoría de sus integrantes son reclutados en las universidades, con especialidades muy diversas. Esto es el caso de la Agencia Central d
Según Robert D. Steele, un oficial retirado de la CIA, el 96% de la información que necesita cualquier gobierno sobre otros países para tomar decisiones sobre política exterior es de público conocimiento, o sea que toda la inmensa organización y presupuesto que supone mantener un servicio de inteligencia teóricamente es para conseguir el 4% de información secreta faltante.
Dentro de los servicios de inteligencia que operan a nivel nacional, muchas veces policías, militares y raramente algún oficial de inteligencia civil logran infiltrarse en organizaciones criminales, terroristas o directamente dentro de un gobierno enemigo, incluyendo sus servicios de inteligencia. Ha habido casos más que asombrosos y vamos a ver alguno más adelante, pero no es la norma, por lo general los agentes u oficiales de inteligencia reclutan informantes. Es un proceso complejo que implica varias etapas y es algo para lo cual los oficiales son entrenados rigurosamente, las agencias utilizan estudios del comportamiento humano y décadas de su propia experiencia.
En el caso de los servicios de inteligencia que operan en el exterior, contrariamente a lo que nos muestra la ficción, para obtener ese 4% de información secreta los oficiales no escalan muros vestidos de negro durante la noche, atravesando rayos infrarrojos sin hacer sonar la alarma, eludiendo vigilantes nocturnos y abriendo cajas fuertes contiendo secretos vitales para su gobierno. Reclutar colaboradores es gran parte de su función y aquí es necesario hacer una aclaración: un oficial de inteligencia, especialmente de la CIA, (officer en inglés) es un funcionario de gobierno, como los es un juez o un militar, el agente, (agent o asset, en inglés, agente o activo) es el colaborador.
El agente, la mayor parte de las veces recibe dinero o beneficios materiales como una beca para sus hijos, tratamientos médicos costosos o la famosa green card que le permite residir en Estados Unidos junto con su familia. Es frecuente que algún tipo de resentimiento los lleve a convertirse en agentes además de recibir dinero por ello. En algunos casos muy particulares también pueden colaborar porque están siendo extorsionados, y en otros casos muy excepcionales por convicción personal. Hechas las aclaraciones, convengamos que la mayor parte de los agentes traicionan a su propio gobierno en favor de los intereses de un gobierno extranjero. Según Oleg Kalugin ex oficial de la KGB la mayoría de los agentes se ofrecen a colaborar por cuenta propia sin que nadie los reclute.
La relación de los servicios de inteligencia y sus vínculos con la actividad política es muchísimo mayor de la que imaginamos. George Bush padre fue director de la CIA antes de ser presidente de los Estados Unidos y Vladimir Putin fue director del Servicio Federal de Seguridad, organismo sucesor de la KGB en democracia, antes de ser presidente de Rusia.
Para sorpresa de muchos hasta el Vaticano tiene su propio servicio de inteligencia. Aquí les dejo un video sobre Eric Frattini, periodista peruano-español (de madre argentina) experto en política vaticana, autor de varios libros de investigación y algunas novelas.