
EL ESCANDALO “LA CIA VERSUS LA CASA BLANCA”
En julio de 2003 se produjo un hecho insólito, único en la historia del espionaje: un diario, nada menos que el Washington Post, reveló que Valerie Plame era una oficial encubierta de la CIA. En Estados Unidos revelar intencionalmente la identidad de un oficial encubierto es un delito federal que se paga con treinta meses de cárcel.
Tras la revelación, fotógrafos y periodistas se amontonaron frente su casa en Washington capital. Recordemos que en marzo de 2003, menos de tres meses antes, Estados Unidos había invadido Irak. Valerie sintió que su vida había cambiado para siempre, sabía que no podría volver a operar como oficial encubierta. Su primera reacción fue temer por la seguridad de sus hijos gemelos de tres años y luego, temer por la seguridad de todos los agentes que colaboraban o en algún momento habían colaborado con ella.
En realidad el ataque no estuvo dirigido a ella sino a su esposo Joseph Wilson. Valerie había sido utilizada como parte de una venganza, eso fue clarísimo desde el principio. La semana previa al escándalo desatado por el Washington Post, Wilson había escrito un artículo en el New York Times titulado “Lo que no encontré en Africa” en donde concluyó: “… se puede argumentar legítimamente que fuimos a la guerra bajo falsas premisas”
TODO COMENZÓ CON…
…con un rumor que circuló en el 2002 dentro de la denominada “comunidad de inteligencia “ el cual decía que Saddam Husseim había comprado uranio en bruto a Niger. Este mineral luego de un largo proceso puede ser utilizado para la fabricación de armas nucleares. La especialidad de Valerie Plame era justamente vigilar el desarrollo de armamento nuclear en países hostiles. Por otra parte, su esposo Josheph Wilson había representado a Estados Unidos como diplomático ante varios países de Africa y de medio oriente, incluidos Niger e Irak. En ese entonces Wilson se había retirado del servicio diplomático luego de 23 años de carrera y se dedicaba en forma privada al asesoramiento en asuntos internacionales.

Un oficial superior de Valerie le dijo a esta que quería reunirse con su marido y otros miembros de la CIA. La reunión se produjo unos días más tarde y Valerie estuve presente. El oficial senior le pidió a Wilson en nombre de la CIA que fuera a Niger e intentara corroborar la veracidad del mencionado rumor. Wilson viajó al país africano, constató a conciencia que la información era falsa y a su regreso presentó el correspondiente informe.
Unos meses más tarde el presidente George Bush hijo declaró ante el congreso que el gobierno británico fue alertado de que Sadam Hussein había comprado uranio en bruto a un país africano (no especificó cual) para retomar su plan de armas de destrucción masiva que debió interrumpir luego de la guerra del golfo de 1991.
Los Wilson se sorprendieron pero no hicieron nada al respecto en primera instancia. Unas semanas después el general retirado Colin Powell, en ese entonces secretario de estado, hombre por el cual la pareja sentía un profundo respeto, repitió las declaraciones de Bush ante Naciones Unidas y esta vez especificó que el país al que le habían comprado el uranio en bruto era Niger.
Sin demora Wilson presentó su versión de los hechos ante varios organismos del estado siguiendo un protocolo de denuncias. Todos subestimaron sus declaraciones y las desecharon por irrelevantes. Semanas después Estados Unidos y sus aliados invadieron Irak. Un par de meses más tarde los inspectores de Naciones Unidas declararon no haber encontrado ningún indicio de armas de destrucción masiva. Joseph Wilson se indignó ante este hecho y sintió el deber patriótico de dar a conocer la verdad. Escribió el citado artículo en el New York Times que cambiaría para siempre su vida y la de su esposa.
COMO SIGUE LA HISTORIA

Los Wilson recibieron insultos tales como “mentirosos y traidores” tanto de gente común como de políticos y periodistas. También fueron objetos de amenazas por parte de organizaciones afines a Al quaeda. Valerie pidió a la CIA protección aunque fuera temporal, la Agencia dijo que analizaría su caso y días más tarde increíblemente le contestó que no era necesaria. En 2004 Wilson publicó un libro titulado “Política de la verdad” donde contaba su historia, Valerie por su parte declaró públicamente ante una comisión del senado.
Wilson y Valerie iniciaron una demanda judicial que obligó a declarar ante un tribunal a una larga lista de implicados del Washington Post y del Pentágono. Curiosamente ni el diario ni el redactor del artículo, Robert Novack, fueron sentenciados. Se sabe con absoluta certeza que quien inició el ataque en contra de Wilson fue Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos, un hombre vinculado a la empresa Hally Burton, la empresa que por lejos más se benefició de la segunda guerra del golfo.
Se dictaminó que hubo un solo culpable y fue I Lewis Libby, abogado de profesión y asistente del vicepresidente Dick Cheney. Se le acusó de obstrucción de la justicia, perjurio y falsas declaraciones . Fue condenado a 30 meses de prisión y a pagar una multa de 250.000 dólares. Bush encontró la condena excesiva y haciendo uso de un poder especial que ostenta el presidente eximió a Libby de ir a la cárcel.
Valerie fue relevada de inmediato de todos los casos que tenía a su cargo y se le encomendaron tareas menores. Hastiada y sin poder avanzar en su carrera como oficial de inteligencia renunció a la CIA en 2006 y se fue a vivir con su familia a Santa Fe, Nuevo Mexico.
LA VIDA DEBE CONTINUAR

A modo de catarsis, según sus propias palabras, ese mismo año Valerie Plame escribió su versión de los hechos en un libro titulado “Fair Game: my life as spy. My betrayal by the White house” un título que traduzco de esta manera “Juego justo: mi vida como espía y como fui traicionada por la Casa Blanca ”.
Cumpliendo con los protocolos correspondientes, previo a la publicación Valerie presentó el manuscrito ante el comité de revisión de la CIA. Para ingresar a la CIA, los futuros oficiales deben firmar un acuerdo de confidencialidad en el que se comprometen a no revelar jamás nombres de oficiales y colaboradores ni métodos operativos. La violación de este acuerdo puede significar la pérdida de la pensión y pueden ser llevados a juicio, además de todas las represalias “encubiertas” que puedan surgir.
La CIA devolvió el manuscrito llenó de tachones en negro, esto significó la supresión de numerosos pasajes. Valerie acató la resolución de la Agencia y así publicó el libro que se convirtió en un best seller. Ella al igual que lo había hecho previamente su esposo con “Política de la verdad” , hizo un tour por todo Estados Unidos promocionado su obra.
En 2010 “Fair Game” fue llevado a la pantalla grande. En inglés se respetó el título original, en América Latina se tradujo como “Juego de traiciones” y en España como “Caza a la espía”. La película tuvo un éxito considerable y el matrimonio vivió su momento de gloria apoyando al máximo la promoción de la película.
Posteriormente Valerie escribió dos novelas en coautoría con una novelista profesional lo cual le implica viajar en forma permanente dando conferencias sobre su vida y sus libros. Continuamente se le pide su opinión sobre la veracidad del film y siempre responde que éste respeta la verdad esencial de los hechos, más allá de algunas condensaciones y personajes circunstanciales inventados para mantener la solidez de la trama. En cuanto a la actuación de Naomi Watts, dice que es algo muy bizarro verse representada en una pantalla, que no es igual a ella pero que tampoco dista demasiado de la vida real.
En 2017 Joseph Wilson y Valerie Plame se divorciaron, él falleció dos años más tarde de causas naturales a la edad de 69 años.
ALGUNOS DATOS ADICIONALES

Valerie Plame nació en 1963 en Anchorage, Alaska, su padre fue oficial de la fuerza aérea y combatió en la segunda guerra mundial. Su madre fue maestra en escuelas públicas. Su hermano fue marine, combatió en Vietnam. Ella suele contar esto en público manifestando que siempre creyó y sigue creyendo en servir a su país a través de la función pública. Dice que fue esto lo que la llevó en gran medida a ingresar a la CIA, aparte de la emoción que significaba vivir y trabajar en el extranjero.
Previo a su ingreso a la CIA, obtuvo un título universitario como periodista en California y otro título en economía en Londres, también hizo un posgrado en Bélgica. Aunque nos cueste entenderlo, la CIA es una agencia civil de espionaje, sus integrantes son en su mayoría de formación universitaria y unos pocos, ex integrantes de tropas de élite o con un curriculum militar, a veces policial, muy destacado.
En numerosas presentaciones Valerie definió a los colaboradores (assets en inglés) como personas a quienes se les paga para que traicionen a su país, admitió haber reclutado a varios de ellos y de haberlos manejado según los intereses de la CIA. En varias ocasiones se le preguntó si sabía que había sucedido con sus “colaboradores” luego de que revelaran su identidad como espía, su respuesta es que en algunos casos sí lo sabe y en otros no. Ella ha respetado siempre su acuerdo de confidencialidad y por lo tanto no da detalles pero todo hace suponer que más de uno de esos colaboradores habría sufrido represalias que pueden llegar al encarcelamiento, la tortura incluso la muerte.
LA TORTURA MORAL Y LA MORAL DE LA TORTURA

En la actualidad y por primera vez en la historia, la autoridad máxima de la CIA es una mujer. En 2018 Donald trump designó a Gina Haspel para ocupar este cargo. En una conferencia le preguntaron a Plame su opinión sobre esto, ella celebró este hecho y dijo que sería bueno que continuaran mujeres al frente de esta Agencia. Agregó que era de la misma generación que Gina y tenían amigos en común si bien no se conocían personalmente.
No faltó quien le preguntara si estaba de acuerdo con el plan de torturas que Gina Haspel había implementado previo a su nombramiento mientras era oficial operativa en el extranjero. De inmediato Valerie se pronunció en contra de la tortura “no funciona, está probado que no funciona, los interrogados dicen cualquier cosa con tal de parar la tortura”. También sostuvo que lo que mostraba la película “Zero, dark, thirty” para nosotros “La noche más oscura” en que la tortura ayudó a encontrar a Bin Laden no era cierto.
A modo de defensa de la actual directora de la CIA dijo que el programa de torturas estaba a cargo de “contractors” o sea contratistas, sí, era un servicio tercerizado, pero al ser contratados por la CIA, era la agencia quien debía responder por ellos.
Un ex oficial de inteligencia, John kiriakou, quien llegó a ocupar el cargo de jefe de contrainteligencia en Pakistán en plena búsqueda de Bin Laden, denunció públicamente las torturas en la guerra de Irak. Por equivocación dio el nombre de un oficial de la CIA que pensaba que estaba retirado y seguía en actividad. Este error lo llevó a su destitución de la CIA, luego fue enjuiciado y condenado a dos años en una prisión junto a presos comunes.
Kiriakou también sostuvo en un programa de TV de que la tortura no funciona y agregó: “todo el mundo en la CIA lo sabe pero que hay gente que tortura por el gusto de usar la fuerza” y agregó que Gina Haspel era una de ellas, que había sido responsable de varios “black sites” centros clandestinos de detención y que entre oficiales de la CIA la apodaban “bloody Gina” Gina la sangrienta.
En el ciclo de documentales “La historia no contada de Estados unidos” dirigido por Oliver Stone, se afirma que solo el 5 por ciento de los presos en Guantanamo habían sido detenidos por tropas norteamericanas, el resto fue entregado por señores de la guerra y caza recompensas de Afghanistan y Pakistán a cambio de dinero.
Es una lástima que mucha información periodística de Estados Unidos no nos llegue por ninguna vía, ni conservadora ni (supuestamente) independiente. De ser de otra manera hubiéramos visto a Donald Trump durante su campaña decir “la tortura funciona, no digan que no funciona porque sí funciona, créanmelo” . Felizmente tenemos Youtube donde podemos ver a Trump, a Plame, a Wilson, a Kiriakou y tantos otros. Está en inglés sin doblajes ni subtitulos, pero está al alcance de todo el mundo.
En la actualidad Valerie lamenta que los jóvenes no tengan interés en trabajar para el gobierno y a pesar de su mala experiencia los anima a considerar esta opción incluyendo el ingreso a la CIA. Aclaremos que Valerie Plame no es una mujer anti establishment ni nada que se le parezca, fue su esposo quien decidió cuestionar la guerra contra Irak y Dick Cheney, probablemente el político con mayores intereses creados en torno a la invasión a Irak, decidió arruinarlo a como diera lugar.
Valerie dijo hasta el cansancio que amaba su trabajo. Lo cierto es que quedó atrapada en algo que en la mafia se llama venganza transversal. De no haber sido así, probablemente hoy ocuparía uno de los cargos más altos dentro de la CIA, y algún día quizás hubiera llegado a ser la directora. Hoy en día colabora con una organización llamada Global Zero dedicada a luchar contra la fabricación de armas nucleares.
Antonio Figuer